Bueno mi gente leyendo y leyendo de todos sobre este caso que yo digo ya esta de mas y ya cansa ( y es mi opinión) Apple y Samsung les dijeron: Basta!. Se ponen de acuerdo y arreglan.
Pues como les decía encontré este documento bastante completo así que busca tu cafe y tu sandwich que aquí estas en el Ringside de esta famosa pelea.
Llegamos a la fase final del combate legal entre dos de las compañías más grandes del planeta por sendos paquetes de patentes vitales para el desarrollo de sus respectivos productos estrella: el iPhone y la familia Galaxy S. Por un lado tenemos a Apple, que hoy mismo se convertía en la compañía más valiosa de la historia, por otro tenemos a Samsung, recientemente coronada el mayor fabricante de teléfonos móviles del mundo.
Como era de esperar, no han llegado a un acuerdo que les permita evitar el desenlace judicial, por lo tanto ambas compañías expusieron hoy sus alegatos finales en el que será recordado como uno de los juicios más importantes de la industria de la telefonía. Ahora sólo nos queda esperar el veredicto que conteste a la pregunta: “¿Quién copió a quién?”.
¿Habrá Samsung copiado “ciegamente” a Apple los diseños del iPhone y el iPad como afirman en Cupertino? ¿Habrá Apple infringido patentes de Samsung en el terreno de las telecomunicaciones como mantienen los coreanos?. Pronto lo sabremos, en juego están 2500 millones de dólares (unos 2000 millones de euros) y en cierto modo, la forma en la que se definirá la industria de la telefonía móvil en el futuro próximo, especialmente en el terreno del diseño industrial.
Esta última sesión comenzaba con la lectura de las 109 páginas instrucciones para el jurado, leídas por la jueza, Lucy Koh. Destacables sus palabras, de alguien que ya ha manifestado estar cansada de este proceso en alguna ocasión: “Necesito que todos (los miembros del jurado) permanezcáis conscientes durante esto – incluida yo misma”. Es normal que les pidiese esto, porque justo después les leyó las 84 instrucciones, que incluían prácticamente todo: desde las minucias sobre patentes y la ley de la competencia americana, a una disertación sobre las infracciones de patentes voluntarias y la disolución de la práctica conocida como trade dress. El trade dress incluye todos esos pequeños detalles de los productos como el embalaje, la publicidad, la apariencia, etc. que constituyen también propiedad intelectual, pero que no son el producto en sí.
Argumento final de Apple
El abogado de Apple, Harold McElhinny, comenzó con una cronología, como clave para ver todo con más claridad. Su argumento fue el ya de sobre conocido que expone que los teléfonos de Samsung entre 2004 y 2007 no tenían nada que ver con el iPhone. En 2007, Apple lanza el iPhone y, enmascarada tras una crisis de su estilo de diseño industrial, Samsung cambió. Samsung no tomó ninguno de los riesgos que Apple tomó con el diseño del iPhone, fue a tiro hecho, copiando al “teléfono del año”. Después añadió que “esto lo sabemos porque lo hemos visto en los propios documentos de Samsung. Hemos visto cómo lo hicieron”.
Prosigue el letrado de Apple argumentando que el liderazgo de Samsung estaba ligado a aprovecharse del éxito del iPhone, para esto se apoya en los documentos en los que Samsung analiza el iPhone característica por característica y hace recomendaciones para que su Galaxy S se parezca más al teléfono de Apple. Según el abogado de Apple, estas prácticas vieron su culmen con el Samsung Galaxy S, que funcionó en el mercado mejor que cualquiera de los modelos previos de los coreanos y que marcó un punto de inflexión. Las ventas de Samsung, que llevaban años estancadas, vieron un súbito incremento cuando se añadió una pizca de iPhone a la receta.
Tras esto Apple, como no podía ser de otra forma, llevó a los coreanos a los tribunales pero, añade el letrado, “en vez de hacer lo correcto (pagar las patentes), Samsung decidió lanzar reclamaciones por sus propias patentes”. Y con eso llegamos hasta el principio de este juicio.
Durante el mismo, tampoco se puede decir que el abogado de Apple haya dejado en buen lugar a Samsung. McElhinny afirma que Samsung no colaboró ya que ningún ejecutivo de Samsung se dignó a presentarse en el juicio. En vez de esto, Samsung envió a sus abogados, y cuando se les requirieron testigos, Samsung envío más abogados. Tras esto McElhinny cargó contra una de las líneas de la defensa de Samsung: las características del iPhone son obvias, necesarias para la funcionalidad y basadas en diseños previos. “Han fallado en probar que eso sea verdad” aseguró, discutiendo queSamsung no ha aportado ninguna evidencia que cumpla el estándar legal de obviedad.
Samsung era el mayor fan del iPhone. Sabían que era una cosa buena cuando lo vieron. Intentaron competir con él, pero cuando no pudieron, lo copiaron.
Sobre el asunto de las presuntas violaciones del trade dress, McElhinny aportó varios documentos que afirmaban que los productos Samsung causan confusión entre los consumidores, incluso una encuesta de Best Buy, en la que consumidores devolvían su Galaxy Tab excusándose en que lo habían confundido con un iPad. También acusó a Samsung de que al copiar el diseño de Apple, abrió la puerta a otros a hacer lo mismo.
Samsung se ha gastado mil millones de dólares mimetizando nuestros diseños y manteniéndolos ante el mundo de manera que Apple ya no sea vista como única.
Tras esto, ha continuado con las patentes de utilidad (véase, la pinza para zoom, el efecto muelle del scroll), donde Samsung vuelve a reclamar que esas patentes son deberían ser declaradas inválidas por obvias. McElhinny ha vuelto a negar la mayor: “Samsung ha fallado en demostrar que sean obvias”.
Hemos demostrado que Samsung ha violado todas y cada una de nuestros derechos de propiedad intelectual.
Apple se muestra ofendida de que Samsung haga broma de los daños causados y se centra en dos factores que producen este daño:
- Samsung ha vendido 22.7 millones de unidades que infringen la propiedad intelectual de Apple hasta hoy.
- Los beneficios obtenidos de su venta han sido de 8160 millones de dólares.
McElhinny pide una gran compensación a “unos daños masivos” y fija cuatro escenarios de indemnización, desde un máximo de 2481 millones de dólares (¡1/4 de lo que ha ganado Samsung!) hasta 519 millones, como mínimo. Termina con un contundente advertencia al jurado de que Samsung ha actuado voluntariamente al violar la propiedad intelectual de Apple, mostrando un “impetuosa falta de respeto”.
Piensen sobre copiar documentos, piensen en aquella reunión con Google
En referencia a la supuesta reunión en la que Google advertía a Samsung que no debía copiar a Apple si no quería serios problemas legales.
Argumento final de Samsung
El abogado de Samsung, Verhoeven, comienzó criticando el caso mismo por el que están en el tribunal y la estrategia competitiva de Apple. Y expuso uno de los argumentos más oídos entre los incondicionales de la plataforma Androide: que Apple está pidiendo que un tribunal impida a su mayor rival que les dé a los consumidores lo que ellos piden.
En vez de competir en el mercado, Apple está intentando ganar en los tribunales. Están intentando impedir que su más serio competidor pueda tan siquiera jugar.
Continuó como un mazo con argumentos más clásicamente esgrimidos por la comunidad androide, intentando convencer al jurado de que su decisión, en caso de beneficiar a Apple, podría cambiar la manera en que la competencia funciona en EE.UU. Se centró en explicar que el proceso de diseño de los terminales Samsung era el resultado de una confluencia en el mundo de la tecnología por el que todos los teléfonos comparten una serie de elementos comunes.
Los smartphones, como los conocemos hoy, son el resultado del mismo proceso natural de diseño que vimos alrededor de las pantallas planas, o de otros muchos productos de electrónica de consumo. El diseño del iPhone no es único.
El abogado de Samsung mantuvo un tono muy altivo, recitando uno tras otro los argumentos que la coreana ha ido esgrimiendo a lo largo de todo el proceso: todos los teléfonos tienen una forma rectangular con esquinas redondeadas y Apple no demanda a todos los demás, además, Apple no tiene un monopolio sobre las pantallas táctiles de forma rectangular. Continuó con una puñalada al argumento de Apple sobre el trade dressing, afirmando que nadie puede confundir un producto Apple con uno de Samsung, y preguntándose si realmente existe alguien tan decepcionado con los productos Samsung como para irse a Apple.
Los consumidores deciden, no se equivocan.
El siguiente blanco de Verhoeven fueron los expertos que Apple habia ido trayendo a lo largo del proceso, se agarró como un clavo ardiendo a el testimonio de uno de ellos cuyas afirmaciones implicaban beneficio para Samsung, insinuando que Apple compró a los testigos y expertos, y que fue muy triste que uno testificase a favor de Samsung. Tras esto pasó a reiterar sobre la idea del rectángulo una y otra vez y a repasas la lista de características diferenciadoras de los teléfonos coreanos: la secuencia de arranque de Android, el tamaño de las pantallas, los iconos, etc. Según Vanhoeven no hay tantas similitudes, son muy diferentes.
No queramos intentar patentar una barra de colores o una matriz de iconos.
En este momento, le tocaba desmontar el argumento de que en 2007 los teléfonos Samsung cambiaron de diseño, y para eso Verhoeven despliegó una gráfica de toda la gama de teléfonos Samsung y afirmó categórico que Apple ignoró toda una gama de teléfonos en su exposición, dispositivos con la forma rectangular y redondeada que prueban que el Galaxy es un desarrollo propio de Samsung.
Samsung consumió gran parte de su tiempo concentrándose más en desmontar el argumento de Apple y sus testigos y expertos que en justificar su propio argumento con sus propios testigos, llegando a afirmar que los consejos del abogado de Apple tienían por fin despistar al jurado.
No hay copia, Samsung es un buen ciudadano corporativo. Todo lo que quiere es hacer productos que los consumidores quieran. Todo lo demás es Apple agitando los brazos porque no tienen nada más.
Para terminar su intervención, el abogado de los coreanos repasó la lista de patentes de las que Apple les acusa de infringir y tras esto cita sus propias patentes en disputa, relacionadas con el área de las telecomunicaciones y rápidamente pasó a la cuantificación de los daños, o más bien a negar la cuantificación de daños de Apple, ya que una vez más comenzó negando la mayor: no hay daños que Samsung deba pagar. Y se reitera con el mantra: Apple no inventó las pantallas táctiles, ni los rectángulos con esquinas redondeadas, y la propiedad intelectual que defienden no vale el dinero que piden.
Turno de réplicas:
En este, otro de los abogados de Apple, William Lee, replicó a Vanhoeven
Hay un dicho entre abogado: “Si tienes hechos, quédate con los hechos. Si no tienes hechos, ataca al cliente de tu rival, a sus testigos y a sus abogados”. Eso es lo que Samsung ha hecho.
Lee argumentó lo que piensa la mayoría del mundo Apple, que ellos quieren competir con sus innovaciones, pero tienen que proteger su inversión, esos 5 años de desarrollo que les llevó el iPhone para que no venga otra compañía y en 3 meses lo copie todo. Y que, además, esa compañía haga 8000 millones de beneficio a tu costa y todo lo que te diga sea: “no queremos pagar”. Y rebate con una gran contundencia: “La diferencia entre las patentes de Apple que Samsung lleva 2 horas desprestigiando es que los productos Apple que hacen uso de ellas son comercialmente exitosos, y universalmente alabados e incluso copiados. Los productos Samsung que usan las patentes de Samsung en discordia no han sido alabados ni copiados por nadie”.
La competencia y la innovación en este campo se consiguen con científicos, innovadores, no con abogados. Apple quiere competir justamente, y copiar la propiedad intelectual de otra compañía no es justo.
La contraréplica de Verhoven se resume en un escueto “Dejemos a los innovadores competir. Dejemos a Samsung competir con Apple en el mercado y no en los juzgados”.