Con la llegada de iOS 8 Apple estrenó un servicio que venía a poner orden en el hecho evidente de que, cuando existen varios dispositivos móviles de Apple dentro de una misma familia, lo ideal es que todos (dentro de un orden) compartan esas compras para que el gasto no se multiplique. Y es que, hasta ese momento, se llegaba al extremo de tener que comprar alguna ‘app’ más de una vez para el padre, la madre o los hijos.
Además de esa ventaja fundamental, En Familia traía por vez primera la posibilidad de crear cuentas de Apple para niños que, tutelados por sus padres, podrían realizar compras que obligatoriamente deberían tener el consentimiento del ‘organizador de la familia’. De esta manera, se evita que los menores, sin control, compren y compren y le hagan un roto a la economía familiar.
Pues bien. Aunque no lo creas, no todas las aplicaciones de la App Store son compatibles con el servicio de En Familia, así que antes de comprar alguna lo mejor es que sepas cómo identificarlas. Ya que avanzamos que no es nada complicado y simplemente tienes que hacer lo siguiente.
Cuando vas a la App Store, coges esa aplicación que quieres comprar y cuando entres en la página donde se describe qué es o qué hace (pestaña Detalles) bajás y verás un campo llamado En Familia. Nosotros lo hemos resaltado en amarillo en las dos capturas que tienes justo encima, para que se vea claramente.
Lo normal es que ponga Disponible, lo que significa que no tiene ningún tipo de restricción y podremos compartir su compra sin problemas. Sin embargo, hay aplicaciones para las que sí existen algunas condiciones como en el caso de Autodesk SketchBook, que solo podremos compartirla si la tenemos comprada después del 13 de junio de este año.
¿Podemos encontrar aplicaciones en las que esta opción aparezca como No Disponible? Pues sí, hay una buena cantidad que no nos permiten compartirlas con otros miembros de la familia y suele tratarse de juegos o cualquier otro desarrollo que ya tiene algún que otro añito a sus espaldas.
¿Por qué esta limitación? Pues eso depende ya de lo que las compañías quieran enfadar a sus potenciales usuarios que, tras haber pasado por caja, tienen que volver a hacerlo para que alguno de los miembros de su familia puedan usarlos. Imaginamos que, como siempre, lo que hay detrás es una cuestión económica.