Que los robots han venido para quedarse ya lo tenemos más que claro. Hace unos días ya publicamos un artículo, basado en un informe del Foro Económico Mundial, que anunciada que en el 2020 más de cinco millones de empleos podrían ser sustituidos por robots. El Banco de Inglaterra, siguiendo la estela de lo que ya anunció el banco de inversión americano Merryl Lynch, también se ha sumado a estas afirmaciones anunciando que los robots podrían acabar con la mitad de empleos del Reino Unido en las próximas dos décadas, sobretodo, con los menos cualificados.
Sin embargo, lo novedoso de esta información es que los trabajos donde se podría emplear a robots van a ir más allá de los que hasta el momento hemos visto: van a traspasar las fronteras de las cadenas de producción y de las tareas del hogar.
En la historia de la humanidad, los robots han ido reemplazando el trabajo humano desde la Revolución Industrial. La diferencia reside en que con la llegada de la inteligencia artificial va a ser posible que los robots lleguen a desempeñar trabajos que nunca antes habríamos imaginado: desde corredores de bolsa en los que confiaremos el futuro de nuestras inversiones; robots que se encargarán de trabajar en la agricultura y la ganadería con sostenibilidad; robots que velarán por nuestra salud en los quirófanos o las residencias; o conductores de autobuses que serán reemplazados por robots gracias a la llegada de la automatización de los medios de transporte.
Esta información puede dejar a más de uno con la espalda helada y con una eterna pregunta revoloteándole en la cabeza: ¿será mi trabajo uno de los próximos en automatizarse?
En esta infografía podemos ver las conclusiones de un estudio realizado por la Universidad de Oxford sobre los empleos más factibles de ser automatizados. Como podemos comprobar, los trabajos con un mayor grado de manipulación manual tendrían un riesgo alto de ser desempeñados por robots, bajando el grado de automatización en cuanto sube la necesidad de ser creativos y llegando a mínimos con el uso de la inteligencia emocional para realizarlo, donde factores como la persuasión o la empatía son imprescindibles.
Infografía: PokerStars Casino
En este sentido, en todos los sectores podríamos encontrar trabajos con más riesgo de ser automatizados que otros. Por ejemplo, en el sector alimentario, los cocineros podrían ser antes sustituidos por robots que los jefes de cocina; en el sector financiero los asesores fiscales son más automatizables que los analistas financieros; y en el de transporte, los conductores de autobuses estarán en el primer puesto para ser automatizado en oposición a los controladores aéreos, que se encuentran en la posición de menor riesgo.
Ante la inminente llegada de los robots a los nuevos puestos de trabajo, se abre una nueva etapa en la que los futuros trabajadores que quieran continuar en el mercado laboral deberán adaptarse a los nuevos tiempos.
Para ello, según palabras de Montse Ventosa, socia directora de Grow, lo más importante es no cerrarse a la tecnología y encontrar los nuevos huecos laborales que aparecerán cuando los robots empiecen a sustituirnos en los puestos de trabajo. El trabajador del futuro tendrá que estar en continuo aprendizaje aprovechando las nuevas oportunidades que irán surgiendo. Aquel que solo se limite a hacer aquello que un robot hace mejor, puede asumir que se quedará fuera del mercado. Deberemos aprovechar el valor añadido que podemos ofrecer las personas, como la inteligencia, la adaptabilidad al cambio, la multiculturalidad o la capacidad de interpretación de datos.
Los robots han venido para quedarse y para cambiar la realidad, así que nuestra función será aprender a adaptarnos a todo los nuevos cambios que se acercan. Pero antes de pensar en un posible futuro apocalíptico en el que nos acabarán sustituyendo en nuestros puestos de trabajo, respiremos dos veces y pensemos que los robots también llegan para hacernos la vida más fácil: conviviremos con robots que se adaptan a nuestra espalda y piernas para ayudarnos a levantar peso, ideal para trabajos de carga o de cuidado de enfermos; robots que ayudarán a las tareas de rescate con la toma de fotografías para comprobar cómo ha quedado el terreno; o robots diminutos encargados de moverse dentro de nuestro organismo para introducir fármacos solo en aquellas células que los necesiten, lo que dará un salto cualitativo en muchas terapias médicas.